domingo, 13 de octubre de 2013

Crónicas desde el Disparate (3)

Con toda la urbanización engalanada, hombres, mujeres, niños, perros y patos con sus galas de festivo mayor buscando sitio en las calles para el feliz acontecimiento, el aire que se respiraba en Cuesta Blanca era indudablemente festivo. Los corrillos de vecinos comentaban con alegría la nueva que una semana antes habían comunicado todas las autoridades posibles, estatales, autonómicas, locales, partidos de la oposición... todos se regocijaban con la consecución de una vieja reivindicación de los habitantes del lugar, tener un parada de autobús en nuestras calles.

Redactores de periódicos locales, fotógrafos, cámaras de televisión, banderolas atravesando las calles, un día soleado, todos eran elementos que realzaban al ambiente feliz y distendido. Una cinta, de las de cortar con tijera y flash fotográfico, adornaba la parada instalada dos días antes y resplandeciente en su novedad.

Los niños, cumpliendo con su papel tradicional, ostensiblemente los mas pequeños, un poco mas distantes los medianos, con comentarios nerviosos, displicentes y jocosos los mayores, estaban asomados en la entrada de la urbanización para poder ser los primeros en anunciar la llegada.

Desde los altavoces, cedidos por el ayuntamiento, la música de bandas inundaba las calles. Si hasta los pajaritos cantaban!, aunque con el barullo no se les oyera.

Las voces de los niños anunciaron la tan esperada llegada y la gente se apretujó para situarse en las aceras y no estorbar el paso, el alcalde, las cabezas opositoras, otras autoridades, el presidente de la Mancomunidad y los presidentes de fase se aprestaron para el corte de cinta y el viaje, posterior, inaugural.

El autobús, su conductor supongo, ajeno a tantas esperanzas y preparativos, a tantas autoridades y vecinos, siguió su curso normal y tomó el desvío hacia Madrid, haciendo sonar el claxon al pasar por el murete que separa nuestra calle de la carretera.

Alguien dijo a mi lado “Bienvenido Mr. Bus”

Desde las calles de Cuesta Blanca, solitarias en este momento y cubiertas por una cierta bruma de fatalidad, Rafael López, reportero y vecino da la Mancomunidad. Seguiremos informando.